Tormentas pasan,
tormentos quedan,
la luvia nada se lleva,
pues con sus miles de espejos
tortura nuestra memoria.
Lluvia que ya no cae para bendecirnos,
sólo nos escupe y blasfema,
pues manchamos el sagrado
pacto con su hija... La vida.


Deja ya de mirar al cielo,
por lo perdido no valen
la pena las lágrimás,
los que se condenaron
lo mismo nos han hecho,
y sólo puedo reir cuando oigo
que llaman a esto "círculo de la vida".


Susurros que por debajo
de las puertas se deslizan,
se introducen entre las uñas
y se abren paso por las venas,
recorren todo el cerebro,
matan ideas, siembran reglas,
y entre sofismas de colores
nos convencen que vivir es dormir.

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