Me gusta ver como el humo se aparea
con el aire en el transfondo de tu sonrisa.


Africa llama,
africa fuego,
africa tienta,
africa mata,
africa sana,
africa origen,
africa... soy.


En la llovizna del estornudo canino,
en los susurros seniles sin oidos prestos,
entre las ojas secas que minan la grama
como las dudas a mi existencia,
allí... Está mi respuesta.


Ayer me acorde de tí,
de como empujabas de mi triciclo,
como te agitabas entre las palabras hacia aquella bella niña,
como hacías abrir mis ojos ante tantas realidades,
tan intensas como el color de los pétalos de las veraneras,
esto debí recordártelo antes de dispararte,
y fingir sorpresa al ver mi sangre correr.


Entre un amanecer arrepentido y
un crepúsculo decadente nos movemos,
este es el legado de los que maldijeron el sol;
pero, lo que está entre...
Eso es inexorablemente nuestro.


La noche nos abriga y nos besa la frente,
pero hacemos un ademán de rechazo como muro,
y a ella sólo piensa en intentarlo mañana.

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