Y son muchas las ideas que
convergen en tan pequeña cabeza,
legiones de miedos alimentadas por la ansiedad.

Y sin más que un escudo oxidado
al que llaman seguridad
me dispongo a resitir.


El frio resulta ser cálido al corazón,
nunca se vió en un puerto
tal recepción a un extranjero.

Manos plagadas de gentileza
apaciguaron tormentos,
y es la primera vez que creo
que el amanecer volverá.


Recorriendo tus pasos,
los mismos que una vez dimos bajo tu guía,
ahora soy yo quien porta el cayado
y otros los prestos a seguir.

Todas mis nubes se dispersaron
y mi mente al fin entendió cada
mirada, cada gesto, sonrisa y
frase que nunca más repetirás.

Hoy, tu recuerdo se hizo carne... Mi carne.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Gracias por mostrarme un poco de vos....x medio de tus escritos...y gracias x escucharme...tal ves cuando + lo necesito

Megumi-san dijo...

Muy chévere...
me gusta la manera en que redactas...

Cuídate mucho...